“NUESTROS GUANCHES”
Arona, pueblo del sur de Tenerife, Islas Canarias, situado a las faldas del majestuoso volcán el “Teide” con 3.718 metros de altura sobre el nivel del mar; conocido por “Pico Viejo” o “Montaña Blanca” de la lírica popular aborigen, es también Montaña de Fuego de aquellos guanches porque creían que era la guarida del diablo, es en síntesis el Infierno Echeyde (El Teide) con cuatro pronunciados calificativos para este impresionante volcán alzado sobre un hermoso paisaje con manantiales como cintillos de agua para fertilizar la tierra, con el viento, que según su dirección obliga a los pastizales a hacerle la venia.
Esta singular belleza del Teide, mezcla el suave olor de las retamas que se entrelazan con caminos y senderos cubiertos de frondosos pinos y más de 500 hermosas plantas autóctonas de la isla de Tenerife que deslumbró a Platón y la llamó el Paraíso; otros la identificaron como Campos Eliseo, Hespéride, Nivaria y las Afortunadas para otros filósofos.
Numerosas hipótesis se tendieron sobre la isla, objeto de acalorados debates cuando Fray Bartolomé de las Casas la relaciona con la isla Atlántida pero hay otras firmes opiniones que relacionan a los guanches como descendientes de Atlantes junto con los vascos, celtas, ibe-ros, los antepasados mayas y hasta los incas. Herodoto y Platón los tenían como los hombres más antiguos del mundo.
Ya sabemos que desde el siglo I a.c., los griegos Platón y Herodoto hablaban de Tenerife la isla de clima benigno que producía frutos de “oro”, decían que era habitado por aborígenes pastores que vivían en cuevas en la parte alta de la isla, así lo apuntan muchos escritores-no en las costa como se quiere hacer ver-, gente sencilla como el viento, a quiénes los invasores quebrantaron su orden rural de 40.000 años, es decir, sus leyes autóctonas, sus propias costumbres, su moral, su amor entre sí y su bienestar social.
Los estudiosos de nuestras raíces, (aunque existe gran diversidad de opiniones entre los historiadores de las islas) afirman que llegaban a nuestras costas piratas de todo el Mundo, ingleses, irlandeses y sobre todo portugueses. Todos venían en busca de botines y yerbas aromáticas que crecían en los fondos de los barrancos y así, de paso, rapiñaban las supuestas frutas de “oro” que producía la isla de fuego.
¡Bendita tierra canaria codiciada por oportunistas de todas las épocas! Los aborígenes llamados guanches, fueron descritos como hombres muy altos, fuertes y de ojos azules que respetaban sus hogares y todo lo que les rodease, incluyendo el augusto silencio de las noches isleñas.
